DIRECTOR: MIKE NEWELL
La
californiana Katherine Watson es una profesora que se propone ampliar los
horizontes establecidos para la mujer en los años cincuenta del siglo
pasado. Se encuentra en Nueva Inglaterra
con sus alumnas, estas pertenecientes a la burguesía y de las cuales se espera
que sean solo buenas esposas y madres. Sin
embargo, la profesora les presenta un mundo más amplio, les invita a romper las barreras de sus horizontes. Katherine hace que todo ese mundo ideal que ha
inventado la sociedad y que ha inculcado a las jóvenes se rompa o al menos se
resquebraje. Les presenta otro mundo en el que es posible formarse, en el que se
pueden hacer valer por sí mismas, en el cual la vida se expande más allá
del simple hecho de cumplir como esposa y madre: ideas revulsivas, nada
adecuadas, impropias de señoritas.
Efectivamente,
la profesora, como cabe esperar, será apartada del sistema como castigo, así
como sucede en la película El club de los
poetas muertos.
Las críticas
tachan la trama de La sonrisa de Mona
Lisa como “correcta”, “suave”. Sí,
su tono beligerante no es exultante ni llama al activismo, sin embargo,
contextualizando la época en la que se desarrolla la trama, considero su tono
apropiado y coherente.
Recordemos
que Safo (valga la comparación)
también tenía una escuela para chicas, también les enseño más allá de lo que se
esperaba para una muchacha casadera. Sin
embargo a Safo no la castigó su sociedad, sino, siglos más tarde, la Iglesia y su misoginia.
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